
Cuando comenzó esta revolución digital en la que tuvimos la oportunidad de crear nuestra primera cuenta de correo y automáticamente abrirnos pasó en el mundo de las posibilidades de Internet, creo que muchos concuerdan conmigo si confiesan que comenzaron siendo adolescentes creando una cuenta que para nada tenía que ver con su nombre, pero si representaba algo con lo que se identificabas entonces. Y es así como nuestra primera cuenta de correo surge con nombres extraños que después nos preguntan en que rayos estábamos pensando. Además del nombre curioso casi siempre el primer correo incluye algún numero, que puede representar tu numero de cumpleaños, tu numero favorito, o el año en que creaste la cuenta, siempre era necesario ponerle un numero diferenciador, porque el grandioso nombre que se te ocurrió ya había sido pensado antes. En mi caso mi correo hace referencia a un personaje de televisión que siempre me gustó mucho: garfieldpam@gmail.com.
¿Qué pasa con nuestra primera cuenta? Simple!, llega un momento en el que esta dirección no nos representa mas y surge la necesidad de cambiar, de crear un nuevo espacio, preferiblemente con tu nombre, que en lo adelante te servirá para hacer conexiones profesionales. Que bueno que el Internet nos da esta oportunidad, que podemos crear una nueva cuenta y nacer nuevamente en el mundo virtual ahora con una nueva personalidad, con un nuevo objetivo. Tu correo es tu primera carta de presentación y el que indiscutiblemente se enlaza a cualquier red social o comunidad virtual de la que quieras formar parte, de ahí la importancia de que te sientas plenamente identificado con ella y que tengas claramente marcado los pasos que darás en lo adelante con tu nueva personalidad.
Desde hoy dejo de ser garfieldpam@gmail.com y les introduzco formalmente a pamelyhpion@gmail.com . Denme su cordial bienvenida.